Dos viajes a El Cairo

Jaime Sánchez Ratia

La mota negra, Caravanserai, 1997

(Foto en portada de Carolina Frías)

"...Llegué a El Cairo el mismo día en que cumplí veinte años. Tras un viaje en tren, largo y relajante, que me llevó hasta Atenas a salto de estribo, pude encontrar plaza en un avión americano que me depositó en el aeropuerto internacional de El Cairo hacia las nueve de la noche. Mi primera impresión fue, por supuesto, el olor. No porque fuera malo o bueno, agradable o desagradable. Era simplemente distinto: acre, recocido y caluroso, con algún que otro resabio africano mal disimulado. Después de atravesar los controles de frontera y hacer una reserva telefónica para esa noche en el Hotel Continental, tomé asiento en la parte trasera de un autobús viejo, presumible regalo americano, y esperé a que me trasladaran hacia el centro. Mi segunda impresión de la ciudad fue más gratificante. Sobre las puertas traseras del autobús, escrito en gruesos trazos de pintura roja, un aviso en árabe rezaba: Prohibido apearse por la puerta trasera."