Ajedrez y guerras

Publicado el 7 de noviembre de 2025, 17:07

La gran partida de ajedrez que se desarrolla ante la vista de todos con motivo de la absurda y trágica guerra de Ucrania me tiene alucinado.

Ya es bastante síntoma de desvarío el de la Unión Europea al retar a los rusos a una partida de ajedrez, ¡nada menos!, pero lo que ha venido después, con el corrillo de selectos dirigentes europeos (entre los que brilla por su ausencia la Ms. PESC, Kallas, se conoce que ya se han dado cuenta de su condición de florero prescindible cuando llega el momento de que los mayores discutan asuntos serios) frente a la mesa del gran jefe Donald, cariacontecido y sarcástico a partes iguales, con sus medallitas preparadas cual jefe de estudios que recibe a los alumnos con matrícula de honor para entregarles sus trofeos de pacotilla y darles instrucciones sobre cómo afrontar el curso que viene, supera todas mis expectativas sobre la ineficacia y la deriva de la UE.

Melloni, con cara de hastío infinito; Macron, con sus constantes ocurrencias "from the top of his head" y su narcisimo hiperexcitado; Merz, con su aire algo tontorrón y ausente, de opositor summa cum laude; el finlandés, que nos abe qué pinta en todo esto, y Rutte, envuelto en su nube de obsequiosidad de mamporrero vocacional, tratando de convencer a Zelensky, vestido de ayudante de sepulturero, como sacado de una película del oeste, de que la guerra es cosa mala. Me lo dices o me lo cuentas. Pedro Sánchez no ha sido invitado, por supuesto, piensan que se hace un lío con los cubiertos y los hace quedar mal, pese a que su posición sobre el conflicto ha estado más que alineada con la política oficial promovida por los rusófobos rusoliminares y la insensatez del abuelo Biden (todavía recuerdo con qué euforia proclamó que los rusos habían invadido Ucrania), que nos han metido a Europa en este desaguisado trágico para el que no se ve salida alguna, salvo el refuerzo de Putin, para desgracia de los rusos con sentido común e informados, y la desintegración de Ucrania y su paso a la condición de país -como cientos de sus valerosos y añosos soldados- amputado.

En realidad, estamos ante otro escenario, tan viejo como reiterado: el de una guerrita americana que se tuerce y que se quiere endosar a terceras partes, con la diferencia de que, en esta ocasión, Europa ha hecho méritos para que se la endosen. Ahora resulta que si quieren seguir apoyando a Ucrania, hay que pagar la factura, y las de los anteriores cargamentos de bombas y misiles. Rusia ha jugado bien sus cartas, porque en una dictadura es todo más fácil y Putin y Lavrov se las saben todas. Combatió las ofensivas ucranias mediante presos rehabilitados en carne de cañón, luego se deshizo gentilmente del siniestro Prigozhin cuando este se dio cuanta de cómo lo habían utilizado, después tiró de los norcoreanos, y después de los rusos de la inmensa periferia de la Rusia asiática, que no importan demasiado a nadie, pensiones de doscientos dólares, y ahora, cuando se vislumbra la necesidad de empezar a hacer levas entre las clases medias urbanas de la Rusia europea, sale Trump en su ayuda y les pone la alfombra roja. Estrategia de primera, tan deshonesta como eficaz.

Mediada la partida y con las piezas negras alineándose, recién tomadas, al margen del tablero, esperamos convencer a los rusos, Trump el primero, de que se abstengan de damear el peón blanco que tienen en la casilla siete, sin torres ni damas negras a la vista. Un señor con una orden de busca y captura es recibido con alfombra roja, no se lo puede creer, y recibe palmadas del gran jefe del universo, e incluso pasadas de B2 en su honor. Me imagino la estupefacción de toda la clase diplomática de Europa y EEUU, y el regocijo de la rusa. Una partida en la que antes de mover un peón ya se proponen tablas al adversario. A partir de ahí, se puede imaginar el resto.

Hay quien dice, sin que le falte algo de razón, que un tratado de paz es la preparación de nueva guerra. La historia, mirada retrospectivamente, dice que en algunos casos ha sido así. El escenario post conflicto en Ucrania es difícil de imaginar tras un pacto como el que propone Rusia. Lo más probable es un escenario de estado desestructurado y de una insurrección latente y armada, de violencia de grupos desmobilizados y radicalizados, y los rusos lo saben, por eso piden el desarme de Ucrania. De la OTAN, ya olvidarse. Vagas garantías, apenas musitadas. Y de la reconstrucción, ya se verá. Está por ver si la descongelación de los haberes rusos no aparecerá cuando ya se hayan aceptado otras condiciones leoninas.

Da la impresión de que la UE ha estado y está en la mirilla de los EEUU desde el momento mismo de su creación, y sobre todo su moneda única, y que geoestratégicamente, EEUU contempla con agrado su desarticulación como consecuencia inesperada pero bienvenida de este conflicto cuyo inicio ahora achacan con mucha cara dura a Europa. De la salida tan poco airosa en Vietnam, Iraq, Afganistán etc, no había a quien cargarle el mochuelo y las consecuencias económicas del desbarajuste concomitante. En el caso de Iraq, le hicieron pagar hasta el último dólar. En este caso, sí parece que haya a quien tirarle encima el muerto (o los cientos de miles de muertos): a Europa. Miel sobre hojuelas si encima sus dirigentes colaboran de la manera vergonzosa y pusilánime con que lo hacen.


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